viernes, 23 de diciembre de 2016

MIS MEJORES DESEOS PARA 2017

HOLA FAMILIAS.
LA FIESTA DE AYER FUE TODO UN ÉXITO A PESAR DEL POCO TIEMPO PARA PREPARARLA.
DESDE AQUÍ QUIERO AGRADECER A COMPAÑEROS Y ALUMNOS POR SU ESFUERZO.
Y DARLES LAS GRACIAS UNA VEZ MÁS A LAS MADRES Y PADRES QUE HAN  HECHO POSIBLE QUE EL SALÓN LUZCA BONITO Y QUE LAS ACTUACIONES DE LOS ALUMNOS QUEDEN PERFECTAS CON ESOS DECORADOS DE ENSUEÑO QUE VIENEN HACIENDO AÑO TRAS AÑO.
ESO, REQUIERE UN GRAN ESFUERZO QUE APENAS VALORAMOS...QUIZÁS EMPECEMOS A DARNOS CUENTA CUANDO NO LOS TENGAMOS.
ES UN TRABAJO QUE DISFRUTAMOS TODO EL PUEBLO Y QUE SÓLO UNOS POCOS LLEVAN A CABO.
ME GUSTARÍA QUE EN ESTOS MOMENTOS QUE TODOS HABLAMOS DE PAZ, AMOR, ESFUERZO, REFLEXIONÁRAMOS PRECISAMENTE SOBRE ESO, SOBRE EL ESFUERZO, EL COMPAÑERISMO, LA GENEROSIDAD Y UN LARGO ETC.

SÓLO HE SUBIDO UN VIDEO, POR FALTA DE TIEMPO, SE TARDA MUCHO EN SUBIRLOS EN EL BLOG.
TAMPOCO SÉ SI ESTE ESFUERZO MERECE LA PENA, PUESTO QUE PIENSO QUE SÓLO UNOS POCOS ENTRAN EN ÉL.
PARA ESOS POCOS, QUE PARA MÍ, MERECEN LA PENA, PROMETO SUBIRLOS A LA VUELTA DE NAVIDAD.

Y PARA TERMINAR, OS DESEO UNA FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO.
  UN BESO, Cati


VILLANCICO DE NAVIDAD INTERPRETADO POR E. INFANTIL Y PRIMER CICLO

miércoles, 21 de diciembre de 2016

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

La comunidad escolar del CEIP "Ntra. Sra. del Rosario" les desea una FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO

domingo, 24 de abril de 2016

¡Cuidado! Llega la hiperpaternidad (artículo de la VOZ DE GALICIA)

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/extravozok/2016/03/17/bien-hijos-dejelos-paz/00031458215861364177852.htm



¡Cuidado! Llega la hiperpaternidad

Los expertos alertan: los niños de hoy son víctimas de una nueva epidemia de sobreprotección que les impide ser autónomos y les hace frágiles

Si usted carga con las mochilas de sus hijos en cuanto salen del colegio, ¡cuidado!, podría entrar dentro una nueva categoría: los hiperpadres, temidos por maestros y pedagogos, que organizan hasta el último detalle de las vidas de sus hijos y no les dan opciones para valerse por si mismos. 
Pero, además del pequeño detalle de la mochila, ¿cómo reconocer si formamos parte de ese grupo? La periodista Eva Millet lo define perfectamente en su último libro: los hiperpadres hablan en plural cuando se refieren a las cosas de sus hijos («hoy tenemos examen de matemáticas»), están obsesionados con que reciban la mejor educación (a poder ser, precozmente) en el mejor colegio o universidad, discuten constantemente las posiciones de maestros y entrenadores, planean  numerosas actividades extraescolares y, sin embargo, no permiten que sus hijos participen en las tareas de  la casa ni asuman obligaciones básicas como hacerse la cama o poner la mesa. 

Padres mayordomos

Son padres que ejercen de chóferes, entrenadores, guardaespaldas, profesores particulares y mayordomos... en resumen: estresados, que acaban criando hijos agobiados que crecen incapacitados por exceso de protección. Las causas, según explica el experto Carl Honoré en el libro, pueden buscarse en la «tormenta perfecta en la que intervienen la globalización y un aumento de competencia que, unidos a la inseguridad cada vez mayor en los lugares de trabajo, nos han hecho más ansiosos respecto a preparar a nuestros hijos para la vida adulta». En resumen: «hoy queremos dientes perfectos, un cuerpo perfecto, las vacaciones y la casa perfecta y, obviamente, los niños perfectos para completar el cuadro». A esto hay que sumar el estrés del estilo de vida que nos han impuesto, que transmitimos a nuestros hijos con ese omnipresente «¡corre!» que nos persigue sin descanso y hace que, como explica la pedagoga Cristina Gutiérrez Lestón, «toda esta falta de tiempo y de espacio para 'ser' genere una serie de carencias emocionales en muchos niños y niñas, que no saben desenvolverse en un grupo de gente. Se sienten débiles y con un montón de  miedos».
La conclusión, aseguran, es preocupante: tal vez estemos criando la generación más frágil e insegura de la historia», lo que para Gregorio Luri, filósofo y pedagogo, debería hacernos pensar que, ante todo, los niños necesitan unos padres relajados. «Es un derecho de la infancia», asegura.

Por dónde empiezo

A pesar de la alarma, el panorama tiene solución. El camino a seguir se llama underparenting, o, en otras palabras, hacerles menos caso a los hijos. ¿Y cómo se hace eso? La experta propone en el libro algunas claves para poder empezar,que comienzan, otra vez, con la mochila. «Usted no ha de cargar por sistema con sus cosas. Parece una nimiedad, pero que carguen ellos con su mochila es una forma efectiva de educar la responsabilidad».
También sugiere que no se les permita a los niños interrumpir las conversaciones, y que no les preguntemos sistemáticamente todo (desde qué quiere comer hasta qué medicamento prefiere tomarse para la fiebre). La línea a seguir se define como «sana desatención», sin anticipar todo tipo de contratiempos ni pasarse el día alrededor de los niños para intervenir a la mínima de cambio. En la lista de recomendaciones se incluyen otras muy curiosas y concretas, como la de no hablar en plural o no pasarse el día colgando fotos de los hijos en las redes sociales. «Esta avalancha, no solo esta consiguiendo matar la espontaneidad infantil, sino también crear pequeños narcisos».
Otro aspecto importante es el de la educación. Aquí la experta es clara: «la educación no consiste solamente en adquirir títulos (). Que su hijo o hija sean capaces de dar las gracias y de encajar una frustración es también parte fundamental de su formación». Es importante, además, no interferir demasiado en las decisiones del colegio e intentar que el niño aprenda a asumir sus propios errores.

Relájense, sin miedo

Pero ¿qué es lo que nos impide soltar a nuestros hijos de la mano? ¿por qué los sobreprotegemos hasta rozar muchas veces el ridículo? Pues algo tan humano como el miedo. «Miedo a equivocarnos -explica la autora-. A decirles «no». A traumatizarlos. A o darles todo lo que consideramos que se merecen. A no conseguir que sean felices. A que sufran. Incluso a no conseguir esos hijos perfectos que parece que hoy todos hemos de tener». La receta para superarlo es relajarse, y disfrutar de ser padres, para que también ellos disfruten de ser hijos. «Mi consejo es que sean afectuosos con sus hijos, que estén con ellos cuando lo necesiten pero no encima de ellos todo el día. Que no se pongan nerviosos porque el hijo del vecino esté aprendiendo chino y, según sus padres, sea una criatura rayana a la perfección». Hay que decir no, exigirles que colaboren y también «decirles que les queremos, pero que ello no equivale a que tengan una serie de derechos adquiridos, ni sobre ustedes ni sobre el resto del mundo».

VISITAMOS "MUMO"

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DÍA DEL LIBRO 22 DE ABRIL

CELEBRAMOS EL DÍA DEL LIBRO EN LA BIBLIOTECA DE POZO ALCÓN on PhotoPeach

lunes, 7 de marzo de 2016

¿QUIERES SABER QUE LE SUCEDE A UN NIÑO CUANDO LE GRITAS?


                                 ¿QUIERES SABER QUE LE SUCEDE A UN NIÑO CUANDO LE GRITAS?

“Papa, quizás tú no te des cuenta, pero cuando me gritas, se me mueven tanto los cimientos por dentro que siento que algo se rompe dentro de mí. 
El dolor de tripa y las ganas de vomitar que me entran son tan grandes que no soy capaz de mantenerme de pie, pero el miedo me paraliza y no me atrevo a moverme. Empiezo a temblar y a sudar, pero tú estás tan ocupado riñéndome que quizás no te das cuenta del daño que me haces, pero me caigo por dentro porque para mi, eres lo más importante, aunque ahora no te lo parezca.
 Cada palabra tuya me importa, y cada vez que me gritas, dejas una cicatriz profunda en mi. Tu no la ves, pero yo la siento cada día. Por favor, te pido que pares. Busca otra manera. Eres mi padre, sé que puedes hacerlo. No me agredas, no me dañes.
 No me hagas ir al cole pensando que no valgo nada o que soy un desastre. No lo hagas. No me dejes meterme en la cama pensando que soy el peor niño del mundo y que mi padre no me quiere. No lo hagas.
No pretendo molestarte cuando hago ruido, cuando se me olvidan los deberes, o cuando no te obedezco. No quiero hacerlo mal, pero soy un niño y aún tengo mucho que aprender. Por favor, enséñame, ayúdame a hacerlo mejor.
 Necesito que me abraces, que me digas que me quieres y que sabes que lo puedo hacer mejor. Esas palabras papá, son las que necesito, las que me van a dar la fuerza y la seguridad para hacerlo bien, aunque ahora… quizás no te des cuenta.
 No tardes mucho papá, porque estoy creciendo, y voy muy rápido. Antes de gritarme o de echarme algo en cara, por favor, para, y piensa que cada día importa. A mí me importa. Me importa ahora y me importará toda la vida.”
Pegar no es una opción, y gritar tampoco debería serlo, pues no deja de ser una forma de agredir que mina laautoestima del niño, y le hace sentirse vulnerable y situarse en un estado de alerta en su propia casa.
Gritar a nuestros hijos, obedece a una falta de recursos personales en los que una situación nos sobrepasa, como puede ser llamar a nuestro hijo para que se siente a la mesa durante varias veces sin éxito, derivando en un grito: “¡He dicho que a cenar!”.
Es necesario que reflexionemos sobre la falta de estrategias que propician y motivan el grito, pues habitualmente son situaciones cotidianas y repetitivas que pueden tener otras alternativas. Ser conscientes de que los gritosagreden el bienestar emocional de nuestros hijos, posibilita un cambio en nosotros, de modo que podamos canalizar la frustración que sentimos en este momento a un objeto o señal.
Establecer con nuestros hijos un canal de comunicación abierto en el que hayamos consensuado como sustituto al grito mostrar un cojín de forma simbólica, o hacer un gesto inocente y simple como entrelazar el dedo meñique de padre e hijo, no deja de tener una simbología que sustituye al grito, en la que el niño sabe que ha llegado al límiteque no debe sobrepasar.
¿Qué se quiere decir con esto? Que no hay que gritarles porque daña, y que hay otras opciones, como por ejemplo; pactar con el niño que, para que sea consciente de que ha rebasado la barrera, y que tiene que reconducir su actuación, en vez de gritar se le va a hacer una caricia en la palma de la mano o en la mejilla mirándole directamente a los ojos. Es una forma de mostrarle estrategias alternativas, que si interioriza y aprende siendo niño, podrá aplicar en su vida, para que pueda prescindir de los gritos en sus relaciones futuras. Porque esta alternativa es un “creo en ti, sé que puedes hacerlo mejor”
Mostrar en la primera infancia el “camino” de los gritos, tiene el riesgo de desencadenar una escalada de poder en la adolescencia en la que los gritos, sean el “vehículo conductor” de nuestro día a día. Enseñar a nuestros hijos que hay alternativas a la agresividad, y que la irá y la frustración pueden canalizarse y no derivar en un grito, siempre es una opción acertada y saludable para su bienestar emocional y educativo.
¿Os animáis a cambiar esos gritos?

  ( BLOG  EDUCACIÓN EMOCIONAL)

Emilio Calatayud: Cómo convertir a sus hijos en pequeños delincuentes



Queridos padres y madres, os invito a que veáis esta conferencia de Emilio Calatayud. No tiene desperdicio.



video del juez EMILIO CALATAYUD

No tiene despedicio. Os invito a que lo veáis.Gracias https://www.facebook.com/PoliciadeBoadilla/videos/929179573797711/

sábado, 9 de enero de 2016

articulo EMILIO CALATAYUD :"He suspendido 5 y los Reyes me han traído una moto y el móvil: mis padres son tontos"

"He suspendido 5 y los Reyes me han traído una moto y el móvil: mis padres son tontos"

"He suspendido 5 y los Reyes me han traído una moto y el móvil: mis padres son tontos"
  • El juez de menores cuenta su experiencia tras preguntar "a un chaval por las notas y luego por los regalos de Navidad"

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Buenas, soy Emilio Calatayud. Los Reyes Magos no aciertan siempre. También se equivocan. Un par de ejemplos. Pregunto a un chaval que cuántas asignaturas ha suspendido y me dice que cinco. “Pues entonces no te habrán traído nada los Reyes magos”, le digo yo. Respuesta: “¡Qué va! Me han dejado una moto y un móvil”. Eso con cinco suspensos, ¿qué le habrían dejado si sólo hubiese sacado un suspenso: un ferrari o un viaje por El Caribe? ¿O ambas cosas? “Es que mis padres son tontos”, concluye el chico.